Ooho: la botella de agua comestible
Las impresionantes toneladas de basura generadas por las botellas plásticas han llevado a muchas personas a buscar soluciones para evitar la acumulación de plásticos, que van desde la prohíbición de la venta de agua embotellada, hasta la creación de envases biodegradables. Pero esta vez el ingenio de tres jóvenes nos ha sorprendido con una solución totalmente novedosa y original: ooho, un envase comestible para almacenar el agua. Es flexible, tiene la textura de una gelatina (y la apariencia de una medusa), es fácil de masticar y aparentemente es sabrosa, aunque su consistencia es un poco extraña.
Este envase para el agua, llamado Ooho, fue desarrollado por Rodrigo García González, Pierre Paslier y Guillaume Couche en el programa de innovación y diseño “Innovation Design Engineering program” del Royal College of Art y el Imperial College en Londres.
Ooho es una especie de “botella” de agua que se puede comer y su diseño ha sido inspirado en el proceso natural de la formación de las gotas de agua. Se trata de la gelificación controlada del agua que, sumergida en un baño, forma esferas.
Este es el sencillo proceso que utilizaron para crearlo:
1. Al sumergir una bola congelada de agua en una solución de cloruro de calcio, se forma una capa gelatinosa alrededor de la bola de agua.
2. Luego al empapar la bola en otra solución hecha de extracto de algas pardas, se encapsula el hielo en una segunda membrana. Esto refuerza la estructura y espesa el molde.
Al manipular el agua como un sólido (hielo) durante la encapsulación, el alga y el calcio se mantienen dentro de la membrana y fuera del agua. La doble membrana gelatinosa es tan fuerte como la piel de una fruta. El resultado es un envase sencillo, resistente, higiénico y biodegradable, que propone reemplazar a las clásicas botellas de plástico. Además el coste es insignificante: hacer una sola bola de agua tiene un costo de apenas dos centavos de dólar.
Este proceso empleado para la elaboración de cápsulas se llama sferificación, un truco culinario que lleva utilizándose desde el 1946. Entre muchos otros usos este proceso se utiliza, por ejemplo, para modelar las esferas de caviar falso.
De acuerdo a sus creadores, los consumidores más habilidosos pueden crearlas por su propia cuenta y hasta probar nuevas recetas (aquí hay algunas propuestas del chef Ferran Adrià).