Los búhos, místicas aves de mirada inteligente y penetrante, se han consolidado como uno de los símbolos más comunes y aceptados de la sabiduría. Han adquirido muchas habilidades para adaptarse a la vida en el bosque, de entre ellas, es bien conocida su extraordinaria capacidad para camuflarse entre la naturaleza.
Durante la noche, abrigadas por la oscuridad, pueden prescindir de su habilidad para mimetizarse. Su excelente vista nocturna y sus alas silenciosas, lo convierten en un cazador rápido y temible. Muchas especies de búhos y lechuzas han desarrollado plumas especiales que les permiten reducir al mínimo el sonido que hacen al batir sus alas.
Sus presas, normalmente ratones y pequeños mamíferos, no se percatan de su presencia hasta que es demasiado tarde. Sus garras afiladas son grandes y potentes, excelentes para agarrar la presa en pleno vuelo. Su cuello, con amplio ángulo de movimiento, les permite observar a sus presas sin necesidad de moverse y gracias a su excelente oído pueden detectar los más pequeños crujidos sobre las hojas en el suelo.
De hábitos nocturnos, estas criaturas del bosque de día duermen tranquilas. Descansan en árboles y rocas, ocultos a los ojos de sus depredadores diurnos. Su camuflaje les hace prácticamente invisibles y pueden hincharse o contraerse para mimetizarse con el entorno y pasar desapercibidos.
Esta serie de fotografías demuestran que estas hermosas aves son unas maestras a la hora de camuflarse con el ambiente que las rodea.
