Un ritual sagrado: Comer las cenizas de los muertos
Los yanomamis conforman el pueblo indígena relativamente aislado más numeroso de América del Sur. Viven en las selvas y montañas del norte de Brasil y del sur de Venezuela. Una de las costumbres más curiosas y primitivas de esta etnia es la práctica del canibalismo endogámico como ritual sagrado. En efecto, en las ceremonias funerarias ingieren las cenizas de los huesos de sus parientes muertos. Creen que en los huesos reside la energía vital de la persona fallecida y que al ingerir sus cenizas la reintegran al grupo familiar.
Los yanomami han vivido prácticamente desconectados de la vida moderna, lo que les ha permitido conservar muchas de sus antiguas costumbres. Su tradición religiosa les prohíbe conservar cualquier parte del cuerpo de los muertos; con ello, cuando uno de ellos muere, su cuerpo es quemado. Luego sus huesos se trituran y se combinan con las cenizas. Esta mezcla es distribuida e ingerida entre los miembros de la familia. Finalmente se destruye el recipiente.
Los yanomamis viven en aldeas (shabono) pequeñas de entre 40 o 50 personas que se construyen en círculo completamente abiertas. Sus viviendas tienen forma cónica y conviven en grupos de familias como una comunidad. Las familias comparten con las otras familias de la comunidad los productos obtenidos de la caza, la pesca o la cosecha. Cuando se reúnen alrededor de la hoguera, situada en el centro del shabono, comen, conversan, fabrican su utillaje, explican sus historias, mitos y leyendas y enseñan a los niños sus tradiciones.
En la celebración del rito mortuorio las mujeres lloran mientras los hombres, parientes y amigos del difunto se colocan en círculo y tomar¡n una sopa de plátano en la que se han mezclado las cenizas. Si el difunto ha sido muerto a manos de un enemigo (es común creer que un chamán de otra tribu le ha enviado el mal) los hombres claman venganza.
De todas las etnias de la Amazonia venezolana, los yanomami son sin duda una de las más estudiadas y conocidas. Yanomami, significa hombre, gente o especie. Quien no sea yanomami es «nape», es decir, “extraño, gente de cuidado, gente peligrosa”. Puede que su miedo a los extraños no sea tan irracional, teniendo en cuenta que en la actualidad, unos 1.000 buscadores de oro que trabajan ilegalmente en la tierra yanomami les transmiten enfermedades mortales como la malaria y contaminan los ríos y los bosques con mercurio, donde hayan los recursos imprescindibles para su supervivencia