La sinestesia es un fenómeno poco común, pero de gran interés científico. En neurofisiología, sinestesia es la asimilación conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo: lo siente realmente.
Los sinestésicos perciben con frecuencia correspondencias entre tonos de color, tonos de sonidos e intensidades de los sabores de forma involuntaria. Por ejemplo, tocar una superficie más suave les puede hacer sentir un sabor dulce. Estas experiencias no son meras asociaciones, sino percepciones, y la depresión tiende a aumentar su fuerza. Otro ejemplo, asociar el color amarillo al número 7. Algunos ven colores cuando escuchan música, otros pueden sentir el sabor de las palabras. Otras personas pueden percibir la letra A de color rojo, la S de color amarillo y la Z de color negro.
Una investigación en la que ha participado la UNED junto a la Universidad Complutense y otras instituciones españolas acaba de aportar nuevos datos sobre el fenómeno.
En esta ocasión los investigadores se han centrado en la sinestesia grafema-color, que sucede cuando las letras, palabras o números evocan colores. Un sinestésico cromático podría percibir el color azul al ver escrita la palabra “edificio”, por ejemplo. No se trata de asociar un color a una palabra sino que la palabra se ve realmente de ese color, aunque esté escrita con tinta negra. Si lo que se evoca es el blanco, el negro o el gris se denomina sinestesia acromática.
Para detectar estas peculiaridades se diseñaron dos tareas, expusieron a sinestésicos (cromáticos y acromáticos) y a un grupo control (sin sinestesia) a estímulos que favorecían experiencias sinestésicas. Al mismo tiempo, mediante resonancia magnética funcional (RMf), se observó la activación cerebral y el comportamiento neural en los participantes
Los datos obtenidos mediante RMf mostraron, por un lado, que la activación cerebral asociada a la percepción de cuadros de Mondrian, cromáticos (con color) y acromáticos (blanco, el negro o el gris), era similar entre ambos grupos (sinestésicos y control) y, por otra parte, que la actividad cerebral de las personas sinestésicas al percibir estímulos inductores (como letras) era significativamente mayor que la del grupo control en regiones distribuidas del cerebro
Los resultados sugieren que ambas sinestesias, cromática y acromática, comparten una base neural común que incluye componentes sensoriales y emocionales. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando se trata del color físico y el color sinestésico. Es decir, las áreas del cerebro que procesan el color rojo que percibimos de una manzana, por ejemplo, no son las mismas que procesan el color rojo sinestésico, asociado a una letra determinada.
Los investigadores concluyeron que el estudio aporta nuevos datos consistentes con la idea de que el color físico y el color sinestésico no comparten su base neural, que constituye una nueva evidencia empírica en favor de la teoría de la integración emocional.
