Ocho horas para dormir, ocho para trabajar y ocho para descansar. Sería lo ideal, pero muchos de nosotros, por no decir ninguno, cumplimos con ese horario.
El 70% del tiempo que tenemos en un día lo pasamos imaginando. Pensando en momentos perfectos que nos gustaría vivir o en lugares donde nos gustaría estar, además pasamos gran parte del día recordando situaciones, tanto positivas como negativas.
Los recuerdos que forman parte del pasado, los traemos de nuevo a la memoria en forma de imágenes. Son momentos en que nos evadimos de la realidad actual, e incluso si son muy añorados pueden desencadenar una depresión.
Las conexiones neuronales de la corteza son estimuladas por la información y vinculan al contexto emocional en que se formaron. Desde el momento en que se han codificado, se procesa la información que fue percibida en un momento determinado. Así es como recordamos las historias pasadas.
