Existe el mito de que cuando dormimos el alma se separa del cuerpo, por eso despertar a un sonámbulo era malo, ya que se podía romper el vínculo entre el alma y el cuerpo, y así que la persona se quedara en un estado vegetativo por el resto de sus días.
Cuando la ciencia nos acompañaba en el camino de la investigación se creía que despertar a un sonámbulo podría producir la muerte por infarto, o crear daños cerebrales, pero el tiempo ha demostrado que ninguna de las dos teorías es correcta.
Hoy en día conocemos que el único peligro de despertar a un sonámbulo es la reacción que tiene al despertarse, que debido al susto puede hacerse daño a sí mismo o a quien le despierte.
El doctor Plazzi de la Universidad de Bolonia afirma que el peligro es mayor cuando la persona sonámbula es fuerte y vigorosa, por lo que recomienda es dejar al sonámbulo tranquilo o guiarle hacía su cama, siempre con cuidado de que no se haga daño.
Definitivamente la reacción de un sonámbulo al ser despertado no se difiere de la de cualquier otra persona que se despierte sobresaltada, lo único que se le añade a estos casos es la desorientación al estar fuera de la cama.
