Las nuevas tecnologías han revolucionado hasta algo tan antiguo como ligar. Primero fueron las páginas web, luego los chats, las redes sociales y ahora también las aplicaciones móviles se encargan de buscar esa media naranja.
La última en llegar con fuerza al mercado español ha sido Tinder, una aplicación para ligar.
La aplicación, que sólo pone en contacto a las personas que se “hayan gustado” mutuamente, ha logrado un enorme éxito entre los universitarios de EE.UU y ha abierto sus fronteras.
Para registrarse se utilizan los datos de Facebook y una vez registrado, el usuario elige la franja de edad en la que está interesado, las fotos que quiere mostrar y la distancia máxima a la que deben estar los candidatos. Con esta información, Tinder presenta las fotografías de las personas que cumplan con los requisitos establecidos.
El usuario puede ver las fotos de forma totalmente anónima y decide si le gustan o no. Si dos usuarios se han gustado entre sí, reciben una notificación y pueden iniciar una conversación privada por chat.
Con este método, se evita el problema de los chats tradicionales en los que normalmente las mujeres reciben muchas más peticiones que los hombres.
Una de las características que han hecho que sea tan popular es su sencilla utilización ya que ni siquiera es necesario rellenar ningún perfil de datos personales. Las fotografías de cada uno se convierten en su carta de presentación. Esto hace que la aplicación sea muy dinámica y que sus usuarios se la tomen más como un juego que como una aplicación seria para encontrar pareja. Además, al aparecer datos de amigos o intereses comunes gracias a Facebook, le otorga más credibilidad.
Tinder nació de una startup con base en Los Ángeles creada por Sean Sean Rad, Justin Mateen, Jonathan Badeen, y Christopher Gulczynski. Además, cuenta con el respaldo de Barry Diller, presidente y director ejecutivo del grupo mediático IAC (InterActiveCorp) y propietario de la popular web de citas Match.com.
