Halladas rocas que podrían contener diamantes en la Antártida
Un grupo de científicos australianos ha encontrado un yacimiento de kimberlita, una roca volcánica que a veces puede contener diamantes. El hallazgo se ha producido en las laderas del monte Meredith, en las montañas de Prince Charles, en la Antártida oriental.
Los investigadores, liderados por Gregory Yaxley (Universidad Nacional Australiana), han realizado exámenes de textura, mineralogía y geoquímica de las muestras y han confirmado su hallazgo publicando un artículo en la revista científica Nature Communications.
“Son resultados muy interesantes, pero no sorprendentes dada la geología presente en Antártida oriental”, señala Teal Riley, geólogo del BAS, mediante un comunicado.
Los diamantes se forman a altísima temperatura y presión, a más de 150 kilómetros en el subsuelo, en la roca fundida del manto terrestre, según se explica en el artículo. Millones de años después, las erupciones hacen emerger estas piedras preciosas a la superficie, donde se conservan en forma de rocas formadas a partir del magma, kimberlitas. Estas se habían descubierto hasta ahora en todos los continentes, pero es la primera vez que se encuentra en la Antártida.
Sin embargo, este hallazgo como señalan sus autores, no significa haber encontrado una mina de diamantes, ya que aproximadamente sólo el 10% de estas kimberlitas son viables económicamente, por lo que el hallazgo está lejos de poderse explotar como actividad minera.
“Es importante recalcar que el artículo no informa del descubrimiento de un depósito viable comercialmente, o incluso de diamantes; lo que comunica el hallazgo de rocas de un tipo que a menudo tienen diamantes”, señala Robert Larter, geofísico del Servicio Antártico Británico (BAS).
Además, el Tratado Antártico y su Protocolo de Madrid sobre protección medioambiental antártica que fue firmado en 1991, establece que está prohibida “cualquier actividad relacionada con los recursos minerales, que no sea investigación científica”. Sí que es cierto, que realmente se trata de una moratoria de 50 años, por lo que en 2041, una vez finalizado el plazo se podría replantear esta actividad siempre y cuando la mayoría de los países miembros del tratado estuviera de acuerdo.