El 40% de los españoles ha jugado a algún videojuego en el último año según las últimas estadísticas. Y es que los videojuegos se han abierto un hueco importante en nuestra cultura y en nuestra forma de entretenimiento, principalmente entre los jóvenes.
Está demostrado que cuando se juega con frecuencia tienen lugar ciertos cambios en nuestras funciones cognitivas como son las capacidades perceptivas o la atención. De hecho, según un estudio reciente jugar está asociado a diversas modificaciones en determinadas áreas de nuestro cerebro.
Kühn y Gallinat, autores de este estudio publicado en la revista científica Molecular Psychiatry explican que cuanto mayor es la cantidad de tiempo destinada al juego durante la vida, mayor es el volumen de la sustancia gris (o materia gris. Se asocia con la función del procesamiento de información, es decir, con el razonamiento) de varias estructuras cerebrales.
Para llegar a esta conclusión realizaron exploraciones con resonancia magnética a 62 varones adultos y correlacionaron el volumen de distintas áreas cerebrales con la cantidad de tiempo que habían dedicado a jugar a videojuegos a lo largo de sus vidas.
Al analizar los resultados comprobaron que había aumentado el volumen de sustancia gris en la corteza entorrinal, en las regiones parahipocámpicas izquierda y derecha, así como en los lóbulos parietal inferior y occipital izquierdo; estructuras relevantes en la atención visual y el procesamiento de la información espacial necesaria para tareas de navegación.
Sin embargo, lo más interesante del estudio fue comprobar cómo el tipo de juegos practicados por los participantes permitía predecir el volumen de la sustancia gris entorrinal. Destacaban los juegos de puzles, lógicos o aquellos que incluían plataformas, mientras que los de acción o basados en rol fueron lo que más influyeron negativamente en el volumen de esa estructura cerebral.
