Madre e hijo se reencuentran después de tres décadas separados
Una madre estadounidense pudo por fin disfrutar de su primera cena del Día Acción de Gracias con todos sus hijos reunidos, incluido su hijo secuestrado hace más de tres décadas, cuando tan sólo tenía 2 años.
Kathy Amaya, de Chippewa Falls (Wisconsin) se reunió con su hijo, David Amaya de 37 años en San Diego el sábado, tras 35 años sin saber nada el uno del otro. Aunque eso no fue ningún problema para reconocerlo. Según explicaba Kathy al periódico local Leader Telegram, reconoció a su hijo en cuanto le vio, a pesar de que no había sabido nada él y ni siquiera había visto una fotografía en más de 30 años.
«Lo supe de inmediato; tiene sus ojos (los del padre) y mi nariz», aseguraba la orgullosa madre tras llegar a Wisconsin.
El padre de David Amaya se lo llevó a México cuando tenía 2 años, y fue criado allí por sus abuelos. Kathy intentó encontrar a su hijo, pero fue imposible y los funcionarios estadounidenses le dijeron que carecían de jurisdicción para rastrear al niño en esa zona de la frontera.
«Yo estaba enojada con ellos y con su padre. Estaba enojada con todo el mundo», afirmaba Kathy. «Sé que las leyes son mejores estos días de lo que eran en ese entonces».
Por otro lado, David, creció creyendo que su madre lo había abandonado.
La historia dio un giro inesperado cuando a principio de noviembre David fue detenido en la frontera al intentar cruzar a Estados Unidos. Los agentes del Departamento de Seguridad Nacional en San Diego lo identificaron, contactaron con la madre e hicieron los trámites necesarios para que ambos se reunieran.
A pesar de la alegría, después de tanto años separados y de la falta de información que tenía David sobre su madre la comunicación es complicada, más aún cuando tienen que utilizar un intérprete para hablar ya que David no sabe inglés. A pesar de todo, ambos están felices y de hecho, David piensa quedarse en Wisconsin por lo menos hasta enero para conocerse mejor.
«Espero que todos mis hijos lo acepten como yo lo hice», confesaba esperanzada Kathy. «He oído hablar de él, brevemente, mientras crecía», decía Sergio Amaya, hijo de 30 años de Kathy. «Es una locura».