La leyenda del hombre lobo comenzó a surgir en la Edad Media en el centro y norte de Europa. 
Una época de gran pobreza y hambruna, el ganado era principal medio para que los campesinos se ganasen la vida. Por eso, la presencia de lobos en la zona era una fuerte razón de temor porque no sólo atacaba al ganado, sino a las mujeres y niños que se aventuraban solos en las zonas boscosas. En este contexto, comenzarían a surgir las leyendas del hombre lobo.
La psicosis que se extendió por el miedo a ser atacados por los lobos, llevó incluso a considerar, que crímenes cometidos por los propios humanos en los bosques habían sido cometidos por criaturas semihumanas. Entre 1589 y 1610 fueron registrados 30.000 casos de denuncias de ataques o avistamientos de hombre lobo.
En 1573, el Parlamento de Franco Condado (Francia) hizo eco de varias denuncias sobre el avistamiento de hombres lobos. “En los últimos tiempos se ha visto con frecuencia un hombre lobo, que al parecer ha apresado a varios niños pequeños a quienes no se ha vuelvo a ver”. Estas desapariciones fueron obra del asesino Giller Garnier ejecutado por cometer crímenes, mutilaciones y actos de canibalismo que fueron calificadas como obras de un hombre lobo.
