Anécdotas de guerra XVI: Prohibidas las sirenas
El 19 de enero de 1915 se produjo el primer bombardeo sobre Londres, llevado a cabo por un dirigible. Aunque los ataques aéreos sobre la capital británica no solían provocar más de una decena de víctimas, este tipo de acciones suponía una novedad respecto a los conflictos armados anteriores, en los que la población civil no era considerada como un objetivo militar.
Pecando de la lógica inexperiencia, al no existir precedentes, las autoridades británicas creyeron que lo mejor era no avisar a la población cuando los dirigibles dirigibles alemanes, y más tarde los enormes aeroplanos Gotha, se dirigían a Londres dispuestos a dejar caer su mortífero cargamento. El motivo era evitar crear situaciones de pánico que podían causar mas víctimas que las propias bombas.
No obstante, en la Segunda Guerra Mundial esta actitud cambiaría y las sirenas pasarían a convertirse en el aviso imprescindible para que la población acudiese a los refugios.