Un veterinario le practicó una liposucción a su esposa
Un veterinario de origen argentino le practico una liposucción a su propia esposa, lo cual acabo con la vida de esta, y no se le ocurrió mejor cosa que descuartizarla y meterla en el incinerador que acostumbra a usar con los animales de la clínica.
El decidió que tenía los conocimientos suficientes como para practicar esta operación, pero la mujer murió durante la cirugía y se quiso deshacer del cadáver descuartizándolo y quemándolo en el horno de su clínica veterinaria.
Durante unos días el hombre intento ocultar el cadáver a sus hijos, pero al final acabo entregándose, suponemos que por remordimientos.
Aunque si el hombre no se hubiera entregado probablemente este crimen hubiera quedado impune, ya que el cuerpo había sido recibido por el personal del incinerador sin sospechas debido a la confianza con el veterinario.