Mediante injerto se puede lograr una planta que dé tomates por las ramas y patatas bajo tierra
El uso de injertos está muy extendido en el mundo del cultivo, sobre todo de frutas (un ejemplo, los cítricos), utilizándose plantas que guarden una relación cercana genéticamente. En teoría, injertar tomates y patatas no resultaría en una planta que diera frutos. Sin embargo, si se injerta el brote de una tomatera en un rizoma de patata se puede conseguir una planta que dé tomates y patatas. Esta técnica ayuda a ahorrar espacio en los cultivos y sirve para que el tomate crezca en entornos en los que normalmente no sobreviviría. Eso si, injertar ambas plantas puede afectar al sabor de patatas y tomates.
La manera más fácil de injertar ambas plantas es que tengan tallo y raiz de tamaños similares. El rizoma de la patata debe cortarse en forma de V y el tallo de tomate en forma de cuña, de manera que encaje en la patata. Se termina uniendo ambas partes con cinta para asegurarlas.