Resulta curioso que este comportamiento se dé en estos pájaros, ya que son muy territoriales y no especialmente sociales. Marc Bekoff, profesor de Ecología y Biología evolutiva en la Universidad de Colorado, realizó un estudio exhaustivo del comportamiento de las urracas y pudo elaborar un patrón para esta interesante conducta. Bekoff asegura que los rituales que llevan a cabo estas aves prueban que tienen un lado compasivo, más allá de su aspecto de ave solitaria y agresiva con sus semejantes.
Cuando una de estas aves se encuentra con el cadáver de un especimen de su especie, primero pica el cuerpo para comprobar si todavía vive, posándose después cerca del cuerpo o en las ramas próximas. Es entonces cuando empieza a entonar un canto «fúnebre» que atrae a otras urracas, quienes se unen a la ceremonia. Lo hacen a pesar del ruido que produce, una situación que los depredadores podrían aprovechar para localizarlas (al principio se creyó que las urracas cantaban de esta forma para alertar de un peligro).
