En 1933 fueron deportadas alrededor de 6000 personas de las que murieron 4000 durante el verano tras ser abandonados con tan solo harina para alimentarse, escasas herramientas y unas pocas prendas o cobijo.
Acabaron recurriendo al canibalismo para sobrevivir, comiéndose los cuerpos esparcidos, otros tanto fueron asesinados para comerse su carne, tan común era que recibió el nombre de «ordeñar la vaca» algunos murieron ahogados intentando huir en balsas improvisadas.
«Había muertos por todas partes; las personas se mataban unas a otras», cuenta una campesina de 80 años que apenas contaba 13 cuando la abandonaron en la isla. La anciana recordaba a una joven prisionera a la que un guardia trató de cortejar. «En cuanto el guardia se fue, la gente agarró a la joven, la ataron a un árbol y la despedazaron para comerse su carne mientras ella aun seguía viva».
