Tripp Roth, un niño de tan solo dos años sufría una enfermedad bastante extraña que, por decirlo de alguna forma, impedía que le tocaran. Pero no porque nadie se pudiera acercar a él, sino porque cada vez que alguien o algo le rozaban, le salían cicatrices, ampollas y demás heridas. El pequeño tenía que vivir envuelto en vendas para que nada pudiera tocar su piel.
La enfermedad se llama epidermólisis ampollosa, un trastorno inmunitario. Tripp carecía de una proteína que ayuda a que las capas se unan entre sí, por lo cual, cada vez que le rozaba algo provocaba daños en cualquier parte del cuerpo, incluso en el esófago, boca, etc. El trastorno le llegó a dejar sin vista, sin hablar y sin poder incluso bañarse.
La enfermedad no tiene cura y Tripp Roth falleció hace unas semanas.
