A finales del siglo XIX existieron los llamados Zoológicos Humanos. En Paris, existió el Jardín de Aclimatación, donde miles de familias africanas eran expuestas tras las rejas de un zoo. Para los blancos europeos era una actividad con la cual se podía tener “contacto” con el salvajismo y exoticidad de este tipo de personas a los que llamaban ejemplares subhumanos.
El crítico argentino Óscar Ranzani explica que la historia de los zoológicos humanos viene de cuando Carl Hagenbeck, importador de animales exóticos, comenzó a mostrar a personas en zoos en el momento del boom de los zoos de Francia, Inglaterra y Alemania.
Según explica, el éxito de estas exhibiciones racistas venía a causa de la curiosidad por contemplar a un “ser diferente”. Por otro lado, el estar dentro de una reja mostraba al público el poder y la jerarquía.
Actualmente, a muchos de nosotros, nos parecerá aberrante este hecho, el de que un humano este en un espacio para ser exhibido. Óscar confía en que, la sociedad no esté lejos de pensar esto mismo de los zoológicos y circos donde hay animales no humanos siendo utilizados para el lucro de otros.
