Los astronautas no pueden llorar
Aunque sus ojos sí pueden segregar lágrimas, estas no fluyen correctamente debido a la falta de gravedad en el espacio. Las lágrimas se van acumulando en el ojo y en el interior de las fosas nasales, lo cual llega a suponer un verdadero problema cuando se encuentran dentro de sus trajes espaciales.
Un ejemplo muy claro de esto es el del canadiense Chris Hadfield. Un solo ojo se le irritó en abril de 2001 mientras instalaba el Canadarm2, a 402 kms sobre la superficie, y el liquido fue suficiente para inundar ambos ojos. Imposibilitado de limpiarlos debido al casco, por poco tuvo que cancelar la misión. Trató de usar los párpados para hacer caer las lágrimas sin exito. Afortunadamente, éstas acabaron por evaporarse.
Aunque ya existía un NSN previo mencionando el tema, no tiene ni fuente ni descripción. En la fuente de este se incluye el relato de la experiencia de Hadfield, contada por él mismo.