Sólo parte de la vitamina K que necesitamos la produce nuestra flora bacteriana
Pese a que la flora bacteriana también colabore en la síntesis de muchas sustancias beneficiosas para nuestro organismo, como el caso de la vitamina K, la mayor parte de ésta la obtenemos de nuestra dieta.
La fitomedianona, vitamina antihemorrágica o vitamina K es un tipo de vitamina lipofílica e hidrofóbica, que participa en procesos de coagulación sanguínea (de ahí uno de los nombres por los que se la conoce), y también es requerida en la síntesis de nuevos glóbulos rojos. Existen tres formas de la vitamina: filoquinona, también llamada natural, que es la que obtenemos de nuestra dieta y la producen plantas verdes, menaquinona (la que sintetiza nuestra flora intestinal) y la forma sintética o menadinona. La descubrió el científico danés Henrik Dam en 1935, estudiando unos pollos con una enfermedad hemorrágica letal. Obtuvo la vitamina a partir de la alfalfa, y por aislarla y describirla por primera vez se le concedió el premio Nobel de medicina en 1943.
Las enfermedades relacionadas con deficiencias de esta vitamina se deben generalmente a lesiones en el itnestino, ingestión de antagonistas metabólicos o bien deficiencias alimentarias graves. Se suele administrar de manera exógena a recién nacidos, ya que son propensos a sufrir hemorragias. Se ha descubierto recientemente que la vitamina K pertenece al grupo 3 de sustancias carcinógenas, y sin embargo un compuesto derivado de la vitamina K3 es usado en el tratamiento de tumores duros.