La madre Teresa de Calcuta fue la primera persona beatificada antes de pasados cinco años de su muerte
Para la Iglesia Católica, las cuatro categorías del proceso de Canonización son Siervo de Dios, venerable, beato y santo. Para llegar a beato se tiene que haber vivido una vida de santidad, en alabanza a Dios, y haber realizado uno o varios «milagros». Entendiendo como milagro, por supuesto, un hecho cualquiera que no encuentre mejor explicación que la intervención divina, desde una estatua de un Cristo que llora a enfermos que sanan sin motivo aparente.
Teresa de Calcuta, tras una vida de labor religiosa orientada a los pobres y enfermos en la India, fue beatificada apenas dos años después de su muerte, gracias a una dispensa papal de Juan Pablo II. Fue proclamada beata el 19 de octubre del año 2003 en la plaza de San Pedro, ante una multitud de 300.000 personas y la presencia de 150 cardenales y 400 obispos.
El milagro que le valió la ascensión a beata fue la curación de un tumor en el abdomen a una mujer. Supuestamente el tumor desapareció tras colocarse en la zona una estampa de la Vírgen María que había permanecido en la túnica de Teresa de Calcuta durante la celebración de los Premios Nobel.
Una parte bastante controvertida de su obra es que no buscara erradicar la pobreza, sino ampliar el número de católicos en la India, y la atención de enfermos estaba por lo tanto orientada hacia lo segundo. Declaro: «No soy una trabajadora social. No lo hago por eso. Lo hago por Cristo. Lo hago por la Iglesia».