Existen unas impresionantes y enigmáticas esculturas en la ya desaparecida Yugoslavia
Los Spomeniks (literalmente “monumento” en serbio) son una serie de monumentos que fueron construidos en el territorio de la ahora desintegrada Yugoslavia.
Se crearon cientos de ellos para conmemorar sangrientas batallas, víctimas y fosas comunes de la Segunda Guerra Mundial y fueron hechas entre 1960 y 1970 bajo el mando del presidente yugoslavo, Josip Broz Tito (imagen de la izquierda). Muchas de ellas son esculturas monumentales que pretenden semejar las formas y figuras de flores, cristales, e incluso virus o el mismo ADN. Están hechos con materiales como hormigon armado, acero y granito. En los 80, los spomeniks atraían a muchos turistas, especialmente de Europa del Este, sin embargo, después de la disolución de Yugoslavia se convirtieron en lugares abandonados, olvidados e incluso desconocidos.Los spomeniks también fueron construidos con otro propósito, uno más nacional. Crear unidad entre todas las etnias, religiones y diferencias de la gran Yugoslavia. Se pretendía que los monumentos mostraran la confianza, seguridad, fuerza e impacto de la República Socialista Federativa de Yugoslavia, además de representar una identidad e historia en común. Los monumentos fueron principalmente construidos en las afueras, en los entornos rurales. Algunos de los escultores y arquitectos que participaron fueron: Dušan Džamonja, Bakic Vojin, Zivkovic Miodrag, Jordania y Grabul Iskra, Bogdan Bogdanovic y Gradimir Medaković.
El fotógrafo belga Jan Kempenaers viajó a los Balcanes para fotografiar estos interesantes y misteriosos monumentos, las cuales publicó en un libro titulado precisamente «Spomeniks: The End of History . Algunas esculturas fueron destruidas en la década de los 90 porque representaba el sistema socialista de Yugoslavia. Los latentes conflictos étnicos se desencadenaron a la muerte de Tito y ocurrieron las llamadas “limpiezas étnicas”. Muchos otros monumentos fueron dejados para que la naturaleza se apropiara de ellos por eso es que hay algunos con maleza y árboles rodeándolos.Hoy en día parecen monumentos ajenos, extraños y sin sentido; para muchos sólo son diseños llamativos, futuristas y abstractos. Sin embargo, no hay que olvidar que son recordatorios de batallas, muerte, destrucción y sufrimiento. Son pedazos de arte que representan una importante fractura histórica y social de una nación que ya no existe pero que no debe olvidarse.