La chatarra informática contiene una gran cantidad de elementos valiosos
Y no, cuando digo «elementos valiosos» no me refiero a lectores de blu-ray ni a discos duros de más de un TB de capacidad. Me estoy refiriendo a elementos de la tabla periódica, como el oro, la plata, el paladio, el platino… y otros no tan raros ni valiosos pero que igualmente son útiles, como el cobre, el níquel o el zinc.
Según datos de la ONU, cada año se generan 40 millones de toneladas de chatarra informática. Pero cada tonelada de ordenadores contiene, de media, ente 200 y 300 gramos de oro, por lo que tal vez «chatarra» no sea la palabra adecuada.
Sólo en China 4 toneladas de oro, 28 toneladas de plata y 6.000 toneladas de cobre se pierden cada año entre montañas de desechos, según estimaciones del Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP). Y la cantidad de desechos que se generan es mayor cada año, debido al incremento del uso de las nuevas tecnologías.
Por ejemplo, las reservas mundiales indio, un metal blando que se utiliza en ordenadores, podrían agotarse en apenas una década. Y algo parecido ocurre con las de manganeso (que se usa en las baterías) o el tantalio de los microchips (sí, ese metal que se extrae del coltán, un mineral que provoca sangrientas disputas en el corazón de África, donde también se extrae el 90% del manganeso a nivel mundial). No deja de ser curioso que la mayor parte de los metales valiosos y raros del mundo se extraigan en países pobres, se conviertan en tecnología que se exporta a los países ricos, y vuelva a los países pobres en forma de chatarra inútil. O no tan inútil, si comienza a reciclarse a gran escala y de manera lucrativa.