El agua congelada es menos densa que el aceite de oliva congelado
Como todo el mundo sabe, el hielo flota sobre el agua. Esto se puede comprobar al introducir cubitos de hielo en un vaso con agua (evidentemente si se introducen en un líquido con una densidad menor que la del agua los cubitos podrían hundirse), o pensando en el caso de los icebergs, que flotan sobre el agua del mar. Por otro lado, si se mezclan agua y aceite en su forma líquida, al ser el agua más densa, se va al fondo. En principio no se deberían mezclar, a no ser que emulsiones el aceite con ultrasonidos o alguna secreción gástrica. Pues, curiosamente, el aceite de oliva congelado no flota en el aceite de oliva líquido.
O tal vez no sea tan curioso… cuando una sustancia se calienta, se expande y se vuelve menos densa. Cuando se enfría ocurre todo lo contrario. La densidad del agua medida a cuatro grados celsius es exactamente de 1 gramo por centímetro cúbico. Ahora bien, si se congela ese volúmen de agua, el hielo resultante se ha expandido hasta alcanzar los 1,09 centímetros cúbicos. Si introduces un vaso con agua (enrasado) en el congelador y lo congelas, verás que el hielo sale por fuera del borde, porque se ha expandido. Si cortamos esos 0,09 centímetros cúbicos tenemos un bloque de hielo que pesa 0,917 gramos. Pero su densidad es la misma, ya que aunque se divida algo en trozos la densidad no varía (es una magnitud intensiva, no extensiva, no depende de la cantidad de la sustancia que se tenga en cuenta). De este modo, vemos que el hielo es menos denso que el agua, y por ello flota. Además, hay que tener en cuenta que el agua marina tiene una densidad mayor que un gramo por centímetro cúbico, ya que tiene sustancias en disolución.
De este modo se comprueba que el comportamiento del aceite congelado es más «normal» que el del hielo. El agua es una de las pocas sustancias conocidas que se expanden, y por lo tanto disminuyen su densidad, al congelarse.