El idioma influye en nuestra forma de percibir la realidad.
Según la relatividad lingüística el idioma produce efectos psicológicos y cognitivos en nuestra forma de percibir conceptualizar la realidad. Estos efectos han sido mostrados especialmente en el campo de la cognición espacial y en el uso social de la lengua, aunque destaca el campo de la percepción del color (Brent Berlin y Paul Kay (1969)). Estudios recientes han desmostrado que la percepción del color es particularmente propensa a los efectos de la relatividad lingüística cuando es procesada en el hemisferio izquierdo del cerebro, sugiriendo que esta parte del cerebro depende más del lenguaje que el lado derecho. Incluso los miembros de diferentes culturas cuyos idiomas no hacen distinción entre dos colores diferentes por lo general tampoco no pueden diferenciarlos con la vista.