Los egipcios fueron los primeros en medir con relativa exactitud la duración del año
Dividían el año en 12 meses, de 30 días cada uno, organizados en 3 grupos de 10 días. Al final del último mes se añadían 5 días, para completar los 365, que se denominaban epagómenos, y en los cuales se honraba a los dioses. Ya que no añadían nunca el día que se originaba cada cuatro años, el calendario se denominaba «errante», ya que cada cuatro años se perdía un día y las grandes fechas astronómicas (como los equinocios) se desplazaban progresivamente por el calendario. Se distinguian además tres estaciones, relacionadas con las crecidas del río Nilo: Inundación, Siembra y Recolección. Cada estación constaba de cuatro meses.