En los juegos olímpicos de Ámsterdam en 1928, la alemana Schrader ganó la medalla de oro en natación con un pecho descubierto
Las intensas brazadas de la alemana Schrader hicieron que se le desprendiera un bretel de su malla, ella sin su pudor femenino continuó con la competencia sin importarle nada y acabó primera. Schader se impuso con un registro de 3:12.6, 1 segundo y 4 décimas por encima del récord olímpico que ella misma había registrado el día anterior. Dijo, ruborizada, que si no se le hubiera desprendido el bretel hubiese ido más rápido.