Francisca Rojas fue la primera asesina identificada por sus huellas dactilares
Fue encontrada culpable de asesinar a sus dos hijos, gracias a las huellas ensangrentadas que dejó en la escena del crímen (de su pulgar derecho, concretamente). Ella había acusado a su marido del crimen. Ocurrió en 1892 en la ciudad de Necochea, Buenos Aires.