La noticia es bastante curiosa y, aunque no debería de afectarnos, hará que no miréis igual a los yogures. Resulta que unos biólogos de estos que investigan cosas con animales, probaron a darle de comer yogur, comida normal y comida suave a 3 grupos de ratones que tenían. El objetivo era descubrir el efecto de ciertos alimentos sobre la obesidad de los americanos.
Aunque parezca mentira los ratones del yogur tenían los testículos mucho más grandes que el resto y además tenían una tasa mayor de inseminación y acababan con muchos más ratoncillos. También gozaban de un pelaje mucho más bonito y sedoso. Así que si nos parecemos en algo a los ratones, los que sigáis tomando yogur tendréis una pelusa más suave y unos testículos como cabezas.
