María Assunta, una anciana italiana, falleció recientemente con la única compañía de su querido gato «Tomasso». Era viuda, no tiena hijos y es por ello que decidió que su gato de cuatro años heredara toda su fortuna. En 2009, la anciana escribió de su puño y letra un testamento dejando claro de que todo sus bienes, entre ellos una villa, dos apartamentos, tierras y varias cuentas bancarias, serian traspasados a Tomasso, su más fiel acompañante en los últimos días de su vida.
Debido a que la legislación italiana no permite que los animales puedan heredar, por lo menos de forma directa, sera Stefania, una amiga y enfermera de la anciana la que deba encargarse y administrar la fortuna para el bien de Tomasso. La enfermera deberá administrar la fortuna mientras el gato viva, después todo el dinero se destinara según el testamento a los animales abandonados. Ella asegura que jamas supo que su amiga anciana era tan rica, solo sabia que debía cuidar del gato. «Yo le prometí que iba a cuidar al gato cuando ella ya no estuviera», afirmaba Stefania.
En solo 4 años, Tomasso ha pasado de vivir en la calle a tener una fortuna valorada en 10 millones de euros. Ahora tanto la enfermera y el gato se trasladaran a vivir en una casa de la anciana, a las afueras de Roma y disfrutaran de una gran herencia para cumplir la voluntad de un buena anciana. En el caso de que la enfermera en un futuro no pudiera seguir realizando su labor de administradora, se designaría judicialmente una institución de cuidado de animales para realizar la misma tarea. Aunque pienso que muchos se presentarían voluntarios para cuidar a este animal, ¿quien no querría ser ahora el cuidador de Tomasso?
