Su curiosa historia comienza el 23 de abril de 1982. Los cayos del Sur de Florida establecieron la República de Conch, se autodeclararon independientes y declararon la guerra contra EEUU. Al minuto decidieron rendirse. Este suceso será el último y más extraño que se escribirá sobre los movimientos secesionistas que han tenido lugar a lo largo de la historia de EEUU.
Esta autoindependencia fue una respuesta al bloqueo de la autopista principal por parte de la Patrulla de fronteras, pues andaba buscando inmigrantes ilegales y drogas en los conductores que venían desde los Cayos. Esta localidad consta de unas pequeñas islas unidas entre si por carreteras, en la que el más poblado es Cayo Hueso.
En este poblado consideraron que estos registros fortuitos de la policía fronteriza eran una ofensa y un prejuicio a la región. Ante esto, exigieron que acabasen con estas situaciones, pero ante la negativa de estos federales, el alcalde de Cayo Hueso, llamado Dennis Wardlow, se declaro independiente el 23 de abril. Según ellos, fue el mismo EEUU quien forzó esta situación, puesto que este control supondría una especie de equivalente a un bloqueo/frontera y eso transformaba los Cayos en país totalmente independiente.
Su ardua batalla contra los EEUU consistió en la «valiente acción» de un ciudadano que arrojo una cesta de pan duro sobre un hombre uniformado de la Armada. Con ese «heroico» gesto simbólico, la Republica de Concha procedió a pedir la rendición y solicito una ayuda extranjera para paliar los daños producidos por el conflicto de 1.000 millones de dólares. uniforme de la Armada. Tras este gesto simbólico, la República de Concha procedió a rendirse y solicitó 1.000 millones de dólares de ayuda extranjera para paliar los “daños” del conflicto.
Siguiendo esta broma, la República de Conch expide pasaportes de coña a través de su página web. Pero hay bromas letales: el FBI sospecha que Mohammed Atta, uno de los secuestradores de los aviones que se estrellaron contra el World Trade Center el 11-S, compró un pasaporte de la República de Conch para cometer sus fechorías.
