Este suceso ocurrió en 2001, en el zoo Henry doorly de Omaha, en Nebraska. Esta hembra de tiburón martillo dio a luz un pequeño bebe, el cual no vivió durante mucho tiempo. Aun así su efímera presencia dejo con la boca abierta a más de uno, dado que en ningún momento de su vida estuvo ante la presencia de ningún macho, y la madre fue capturada cuando era aun una cría.
Pero, esto en teoría no es posible, así que para encontrar respuestas los dueños del acuario analizaron las muestras del ADN del cadáver de la cría, mostrando que solo contenía genética de la madre, sin rastro de material genético de un supuesto padre.
Ante esto, la única respuesta posible a este misterio la daba la partenogénesis, una habilidad que tienen las hembras de algunas especies para hacer que un óvulo comience a desarrollarse hasta formar un ser vivo sin la presencia de esperma.
Este sería el primer caso de partenogénesis conocido en los tiburones.
