Siempre nos ha fascinado la capacidad de regeneración de ciertos animales tras perder una extremidad, con una facilidad comparable a la cicatrización de heridas superficiales. Pero algo sobre esta «capacidad» bastante desconocida es la de los niños humanos. Poseen, en cierta magnitud, esta capacidad regenerativa, pudiendo crear de nuevo la punta de los dedos (incluyendo la uña) y reconstruirlo con todos sus tejidos, hasta los 11 años de edad.
No hace mucho, se descubrió que la sal juega un papel fundamental en la regeneración, haciendo posible que en apenas 18 horas a un renacuajo le pueda crecer una cola nueva. Todavía no se sabe bien la razón y el proceso, pero se esta comenzando a buscar una vacuna con estas propiedades para luchar enfermedades como la de Lorena Bobbitt.
