Darwin casi no realiza su viaje de investigación por culpa de la forma de su nariz.
Sobre esta entrevista, escribió el naturalista lo siguiente:
Al día siguiente marché a Cambridge a ver a Henslow, y después a Londres a ver a Fitz-Roy, y todo se arregló rápidamente. Tras ello, cuando ya conocí más familiarmente a Fitz-Roy, supe que estuve muy al borde de ser rechazado ¡debido a la forma de mi nariz! Fitz-Roy era un fervoroso discípulo de Lavater y estaba convencido de que podía juzgar la personalidad de un hombre por las características anatómicas de su cara y dudaba de que nadie con mi nariz pudiera tener suficiente energía y determinación como para realizar el viaje. Creo sinceramente que después de conocerme comprendió que se había equivocado con mi nariz.