La producción de alimentos orgánicos comienza a dañar el planeta
El gran fanatismo presente por los alimentos producidos de manera natural u orgánica, amenaza con desembocar en un peligro para el bienestar de nuestra Tierra. Esto luego de que se diera a conocer que la gran demanda por estos artículos (sobre todo por consumidores en EEUU) está provocando que en los campos donde se cultivan se tomen medidas que tienes mas bien poco de orgánico o de beneficiario para el medio ambiente.
Un ejemplo: la Cooperativa del Cabo, con sede en México, provee diariamente 7 toneladas y medio de tomates y albahaca que entrega a la estadounidense Trader Joe’s and Fairway, número a todas luces alto que está sumiendo a empresas como esta en serios problemas comerciales que intentan resolver con medidas que dañan su entorno.
Los productores acaparan los pozos de agua provocando que se convierta en un recurso escaso para los pequeños agricultores. Los alimentos que se producen, entregándose a grandes cadenas de distribución internacional que los llevan de países americanos a lugares muy remotos, comienza a implicar altimetrías emisiones de gases nocivos que contribuyen al calentamiento global; en algunos casos se ha documentado incluso que el espíritu de lo orgánico (alimentos libres de pesticidas y cultivados en pequeñas granjas alejadas del «impacto economico») ha comenzado a perderse para dar lugar a la forma usual de la agricultura.
Sin embargo, para ser justos valdría la pena advertir que el problema no radica en los alimentos orgánicos en sí, sino que obedece a una multitud de causas entre las que pueden contarse la voracidad del consumismo (presente incluso en esta forma alternativa de vida), el espíritu de ganancia también insaciable que el sistema actual favorece, la poca rentabilidad que tienen los cultivos orgánicos en comparación con la agricultura usual, entre otras razones que van convirtiendo poco a poco esta opción saludable de alimentación en un mal del que pronto podríamos abominar.