Era un extraño vidrio de color oscuro. Estaba en el cráneo de una víctima de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Se formó cuando murió a causa de la nube de cenizas a elevada temperatura que salió del volcán y comprende el cerebro fosilizado del individuo. El Vesubio convirtió un cerebro en vidrio, de acuerdo a una investigación en Scientific Reports.
Alta temperatura
El vidrio rara vez se produce de forma natural debido a las condiciones específicas que se requieren para su formación. Su forma líquida debe enfriarse lo suficientemente rápido como para no cristalizar al volverse sólida. Esto requiere una gran diferencia de temperatura entre la sustancia y su entorno. Y debe volverse sólida a una temperatura muy superior a la de su entorno. Como resultado, es extremadamente difícil que se forme un vidrio orgánico. Las temperaturas ambientales rara vez son lo suficientemente bajas como para que el agua se solidifique. El único vidrio orgánico natural sospechoso se identificó en 2020 en Herculano, Italia. Pero no estaba claro cómo se formó este vidrio.
Guido Giordano, de la Universidad de Roma Tre, analizaron el cráneo y la médula espinal de un individuo fallecido de Herculano. Se le halló tendido en su cama en el Collegium Augustalium. El análisis incluyó imágenes con rayos X y microscopía electrónica. Si el Vesubio convirtió un cerebro en vidrio, ¿cómo sucedió? Debió haber sido calentado por encima de al menos 510 grados Celsius antes de enfriarse rápidamente.
510 grados
Esto no podría haber ocurrido si el individuo se calentó únicamente por los flujos piroclásticos que sepultaron Herculano. Las temperaturas de estos flujos no alcanzaron más de 465 grados Celsius y se habrían enfriado lentamente.
Por lo tanto, los autores llegaron a otra conclusión, basándose en observaciones modernas de erupciones volcánicas. Una nube de cenizas supercalentada que se disipó rápidamente fue el primer evento mortal durante la erupción del Vesubio. Teorizan que un evento de este tipo habría elevado la temperatura del individuo por encima de los 510 grados Celsius. Fue justo antes de enfriarse rápidamente a temperaturas ambiente a medida que la nube se disipaba. Los huesos del cráneo y la columna vertebral del individuo probablemente protegieron al cerebro de una descomposición térmica completa. Y permitieron que los fragmentos formaran este vidrio orgánico único.
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