El fósil con signos de mordedura

A veces, los fósiles nos cuentan historias inesperadas. Y los científicos tienen oportunidad de encontrarse con vestigios de violentas escenas del pasado. Es lo que sucede, por ejemplo, con el fósil con signos de mordedura. Apareció en Canadá y se convirtió en una interesante curiosidad.

Se trata del hallazgo de un hueso fosilizado del cuello de un reptil volador en Canadá. Muestra signos claros de haber sido mordido por una criatura parecida a un cocodrilo. ¿Cuándo sucedió esto? Hace 76 millones de años, sugiere un reciente estudio publicado en la revista ‘Journal of Paleontology’.

Era un joven terodáctilo el que sufrió la mordida oportunista.
Era un joven terodáctilo el que sufrió la mordida oportunista.

Mordisco inusual

El fósil pertenece a la vértebra de un pterodáctilo juvenil. Fue descubierta en el Parque Provincial de los Dinosaurios, en Alberta, Canadá. Presenta una marca de mordedura circular de cuatro milímetros de ancho procedente de un diente de cocodrilo. La longitud conservada, es decir, incompleta, del espécimen es de 5,8 cm. La longitud total estimada de la vértebra es de 9,4 cm.

«Los huesos de pterodáctilo son muy delicados. Por eso, encontrar fósiles en los que otro animal ha dado claramente un mordisco es excepcionalmente inusual. El hecho de que este espécimen sea juvenil [lo hace] aún más raro», sostuvo el doctor Caleb Brown. Es paleontólogo del Museo Real Tyrrell de Paleontología y autor principal del estudio.

El artículo también muestra que este nuevo hueso documenta algo inédito. Es la primera evidencia en Norteamérica de antiguos cocodrilos alimentándose de forma oportunista de estos gigantescos reptiles voladores prehistóricos.

Este es el fósil con signos de mordedura de un cocodrilo.
Este es el fósil con signos de mordedura de un cocodrilo.

Altos como jirafa

La vértebra perforada pertenece a un pterodáctilo azhdárquido joven (Cryodrakon boreas). Tiene una envergadura estimada de dos metros. Los adultos de esta especie serían tan altos como una jirafa, con una envergadura de unos diez metros.

Los investigadores utilizaron la tomografía microcomputarizada y comparaciones con otros huesos de la misma especie. Así pudieron confirmar que la perforación no era el resultado de daños durante la fosilización o la excavación, sino un mordisco real, indica el estudio.

Deja tu reacción

Loading spinner
Fuente A juvenile pterosaur vertebra with putative crocodilian bite from the Campanian of Alberta, Canada
⭐ Contenido relacionado
💬 Deja un comentario