Un nuevo estudio del ADN de los antiguos británicos lo confirma. Antes esto se creía un mito: durante la Edad de Hierro, las mujeres ocupaban puestos clave en la sociedad. Los científicos hallaron pruebas de una estructura social matriarcal en la que los hombres se unían a comunidades femeninas y la herencia se transmitía por línea femenina. La importancia de las mujeres celtas se confirma con este hallazgo.
Las Islas Británicas fueron conocidas por primera vez cuando las invadió el Ejército romano hace 2.000 años. Julio César, escribiendo notas sobre sus campañas, mencionó que las tribus británicas estaban gobernadas por mujeres.
Olas migratorias
Los historiadores modernos tienden a pensar que exageraba la realidad. Pensaban que quería presentar a las tribus foráneas como más exóticas. Pero recientes excavaciones arqueológicas sugieren que las mujeres ocupaban un lugar clave en la antigua sociedad británica.
Los investigadores analizaron 57 restos de enterramientos de la tribu de Durotriges en el condado de Dorset, Inglaterra. Trataban de rastrear el parentesco y las oleadas migratorias de sus habitantes a las Islas Británicas. Esta tribu tenía la tradición de enterrar a su gente en posición fetal, lo que llama la atención.
Entre el numeroso grupo familiar, que vivió antes y después de que los romanos lanzaran su invasión en el año 43 d.C., más de dos tercios descendían de un único antepasado femenino. Mientras tanto, el 80% de los familiares no emparentados eran varones.
Primacía
«Esto nos indica que los maridos se trasladaban para unirse a las comunidades de sus esposas al casarse. Y además, que las tierras podían transmitirse por línea femenina». Lo explica la genetista del Trinity College de Dublín Lara Cassidy.
La importancia de las mujeres celtas es un hecho notable. Por el momento, los arqueólogos han estudiado el genoma de los antiguos en 156 enterramientos antiguos de toda Europa. Pero solo en 6 de ellos —y todos ellos en Inglaterra— se llegó a una conclusión similar sobre la primacía de la mujer. El estudio fue publicado en Nature.
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