Desde que el hombre es hombre, ha mirado al cielo. Numerosas culturas dejaron tras de sí vestigios de su curiosidad e increíbles avances en el conocimiento del cosmos. Es lo que se comprueba una vez más, gracias al notable hallazgo del milenario observatorio en Egipto.
¿Cómo fue los arqueólogos dieron con estos restos? Los arqueólogos los descubrieron durante excavaciones en la gobernación de Kafr El Sheij, en el norte de Egipto. Se trata, nada más y nada menos, que de un observatorio astronómico del siglo VI a.C. La noticia se dio a conocer a través del Ministerio de Turismo y Antigüedades del país. Sería uno de los más importantes de su época.
Mirando las estrellas
«Esta revelación la hizo la misión arqueológica egipcia. Como sabemos, está supeditada al Consejo Supremo de Antigüedades y trabaja en el Templo de Tell el Farain [Buto]. Sucedió en la gobernación de Kafr El Sheij. Ellos descubrieron el primer y más importante observatorio astronómico del siglo VI a.C.», señala el comunicado.
El observatorio fue construido de adobe (ladrillo sin cocer) y se utilizó para llevar a cabo observaciones astronómicas. No solamente las fases de la luna, sino también el seguimiento de los movimientos del Sol y las estrellas.
El jefe del Sector de Antigüedades egipcias del Consejo Supremo de Antigüedades, Ayman Ashmawy, dio algunos detalles adicionales del recinto. Según confirmó, el observatorio ocupa una superficie de 850 metros cuadrados.
Instrumentos
Además, la misión arqueológica descubrió en el área del observatorio un reloj de sol elaborado de piedra. Se determinó que existen unas 10 habitaciones y una sala grande. Es más, los científicos hallaron una estatuilla de granito de un sacerdote de la XXVI dinastía egipcia. La acompañan varios instrumentos de medición y objetos de cerámica utilizados en la vida cotidiana y en los ritos religiosos de aquella época.
El milenario observatorio en Egipto confirma una vez el alto nivel de conocimiento desarrollado por esta cultura en todos los niveles de exploración científica. Y nos recuerda que, desde siempre, nuestra especie dirigió su mirada al universo.
