La batalla entre gaviotas y ballenas en la Patagonia
La ballena franca austral y la gaviota cocinera comparten los mares del hemisferio sur. Conviven hace miles de años en equilibrio. Pero en Península Valdés, al este de la provincia de Chubut, en la Patagonia argentina, han entrado en “tensión”. La batalla entre gaviotas y ballenas en la Patagonia está escalando. Las gaviotas acosan a las ballenas y a sus crías.
Con sus picos, las aves logran arrancar pequeños trozos de piel e incluso grasa de los mamíferos. Ejercen una “alimentación parásita”, que genera lesiones y estrés, especialmente en las crías. Un nuevo estudio publicado en la revista Biology Letters, de The Royal Society del Reino Unido, lo explica. Sugiere que los picoteos de las gaviotas podrían generar un impacto negativo en la población de ballenas.
Basurales problema
Los ataques disminuyen los niveles de supervivencia de sus crías. Así se podría alterar el crecimiento poblacional de las ballenas a largo plazo. ¿Por qué sucede? Tiene que ver con los basurales cercanos a la costa y los derivados del descarte pesquero. Las aves acceden a más alimento y su población aumenta. Esta sobrepoblación termina perjudicando a las ballenas.
Cada año, un millar de ballenas llegan a la Península Valdés para reproducirse. Pero los picotazos de las gaviotas interrumpen esas actividades y las hostigan. Esos cambios demandan más gasto energético a los mamíferos. Los picotazos fueron reportados por primera vez en el Golfo San José en la década de 1970. Luego fueron extendiéndose hacia toda el área costera de Península Valdés.
Perjuicio sostenido
El porcentaje de ballenas madres y sus crías con lesiones causadas por gaviotas es alarmante. Pasó del 2% en la década de 1970 al 99% en la década de 2000. Al principio, los ataques se focalizaban principalmente en las madres con cría. Luego, los ballenatos recién nacidos se convirtieron en el principal objetivo.
La batalla entre gaviotas y ballenas en la Patagonia es desigual. Pero una posible solución es regular mejor los basurales que atraen a más y más gaviotas. Otro problema de que se alimenten con basura es que han empezado a mostrar malformaciones genéticas. Como siempre, la mano del hombre termina desbalanceando el equilibrio natural.