Un grupo de investigadores desarrolló un cuero a partir de hongos que se forman en los residuos agroindustriales. A partir de estos residuos, provenientes de la fabricación de cerveza y de uva, crearon un tipo de cuero que sirve para la fabricación de indumentaria. El biocuero resultante es 100% sustentable, a diferencia del eco cuero que contiene plásticos.
Biocuero – Imagen de carbono.news
Investigadores de Argentina desarrollaron un biocuero a base de hongos
Diana Romanini es la cabeza visible Mycorium Biotech, una startup de Rosario, Argentina, que desarrolló este nuevo material. Se trata de un biocuero libre de crueldad animal con el potencial de revolucionar el mundo de la moda.
Romanini trabaja en investigación sobre la revalorización de productos industriales desde hace más de 15 años, con el objetivo de la implementación de una economía circular. A su investigación se sumaron María Meini y Adriana Clementz. Fue en 2021 cuando surgió la idea de producir un material sustentable a partir de micelio. Les llevó más de un año de pruebas y decepciones hasta dar con la fórmula del biocuero.
¿Cómo se fabrica el biocuero?
La fabricación del biocuero requiere de un proceso complejo a través de hongos filamentosos. Además, utilizan descartes de la agroindustria. Uno de ellos es el orujo de uva, residuo que queda de la fabricación del vino. Otro es el bagazo de cerveza, un compuesto de las cáscaras de la malta y la cebada con que se fabrica la cerveza. Estos descartes se colocan en bandejas para su fermentación en estado sólido. Es el alimento para que el hongo se desarrolle, bajo condiciones controladas de humedad, temperatura y oxígeno.
El proceso tarda aproximadamente 10 días. Luego, “cosechan” los hongos y a continuación el material obtenido recibe un tratamiento con plastificantes para hacerlo durable. Los productos que se utilizan en este paso, también son ecológicos y biodegradables. Una vez completado este proceso, el material queda apto para coser.
Uso del biocuero
En las primeras pruebas, fabricaron un estuche para lentes y otro para un smartphone. Como dicen los investigadores, el material se puede coser, por lo que no tiene límites de uso. Es adecuado para usar en la marroquinería, como la producción de billeteras y carteras, también en la fabricación de indumentaria. Incluso piensan tentar a la industria automotriz para utilizarlo en los asientos de los automóviles.
La intención es reemplazar el eco cuero, que nada tiene de ecológico, puesto que sus componentes son diferentes plásticos. Según estadísticas de la ONU, la industria textil es una de las más contaminantes. Además, el 85% de los descartes terminan en incineradores al aire libre o en vertederos. Este grupo de rosarinos intenta dar una solución a este problema, mediante un material sustentable y cuyos residuos son amigables con el medioambiente.
