El volcán Krakatoa entró en erupción en 1883. Antes de eso, nadie sabía que algo pasaba a miles de metros por encima de nuestras cabezas. Las corrientes de aire que años después usaríamos para volar mejor. Así fue como el Krakatoa afectó a los aviones.
Jenni Barclay es profesora de Vulcanología de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido. Cuenta: «La erupción del Krakatoa soltó que una enorme cantidad de magma a la superficie. Fue en un periodo de tiempo muy corto de tiempo. El agua se metió en su sistema. Se convirtió en vapor y agregó una inmensa cantidad de energía extra».
Red mundial de observadores
El resultado fue que el volcán concentró tanta energía que expulsó su carga por todo lo alto. «Parte del material, sobre todo las partículas más finas, subieron muy alto, a unos 80 kilómetros», afirmó. El telégrafo transmitió la noticia. Un volcán había hecho desaparecer una isla en Indonesia y esto despertó mucho interés. La Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural involucró al público en su actividad. Pedía a los ciudadanos que enviaran sus descripciones de los cambios que habían visto en el cielo relacionados con esto.
Las cartas y dibujos llegaron desde lugares muy distantes. Los expertos se dieron cuenta de que algo estaba llevando las cenizas del Krakatoa a lugares muy lejanos. En cuestión de un día sus cenizas ya habían sido vistas a miles de kilómetros de distancia. Significaba que el viento se movía a gran velocidad. La red de observadores permitió rastrear lo que hoy se conoce como corrientes en chorro.
Información para pilotos
Son corrientes de aire muy rápidas que fluyen por el medio de la atmósfera. En invierno es responsable de las condiciones de humedad y frío y sobre todo de cambios de baja presión. Las corrientes en chorro recorren el hemisferio norte de oeste a este. La forma en que la Tierra gira sobre su eje hace que los vientos se muevan en esa dirección. Su velocidad promedio va de los 160 a 240 kilómetros por hora.
Pero, ¿cómo el Krakatoa afectó a los aviones? Los aviones aprovechan estas corrientes en chorro para ahorrar combustible e ir a mayor velocidad. Por eso que el viaje de Nueva York a Londres suele durar de una a dos horas menos que el trayecto inverso. A la vez, los pilotos deben tener cuidado de no encontrarse con una corriente que vaya en dirección contraria. Así evitan accidentes.de Mainz.
