Las construcciones romanas se reparan solas
El secreto de su longevidad
¿Dónde está el secreto? En la cal, que constituye al hormigón romano. Así los monumentos y ruinas del Imperio Romano han sobrevivido durante más de 2,000 años. Gracias a este material, las construcciones romanas se reparan solas. Carreteras, coliseos monumentales, anfiteatros y arcos del triunfo. Todas estas edificaciones del Imperio Romano tienen un elemento en común. Las materias primas que utilizaron los ingenieros romanos hacen duraderos sus monumentos.
Edificaciones vigentes
Estructuras como el Panteón de Roma se conservan intactas desde el siglo I d.C. De hecho, en Italia se conservan acueductos que siguen acarreando agua en la actualidad hasta la capital. Un estudio en Science Advances examina los clastos de cal formados a través de los siglos en las construcciones romanas. Resulta ser que el hormigón romano es un material ‘ultrarresistente’, según lo describen en un comunicado.
Carreteras, muelles y malecones antiguos aún son parte de la infraestructura pública en Italia. Se debe a que las estructuras se construyeron con una cal viva. Las muestras se tomaron del yacimiento arqueológico de Priverum, que demostró ser rico en esta mezcla de construcción.
A escala milimétrica, la cal viva se identifica como clastos, o bloques minúsculos blancos y brillantes. Casi todas las construcciones romanas que se conservan hasta la actualidad tienen una concentración elevada de ellos. De acuerdo con la investigación, estas partículas tienen la capacidad de auto-repararse. Admir Masic es uno de los autores del estudio. Habla acerca del empeño de los romanos en crear materiales de construcción resistentes.
“[…] los romanos pusieron empeño en fabricar un material de construcción excepcional. ¿Por qué iban a poner tan poco empeño en garantizar la producción de un producto final bien mezclado?». Por eso creía que tenía que haber algún motivo.
Impacto actual
El óxido del calcio es el compuesto que constituye a la cal viva. Este amplía la vida útil de los materiales durante milenios. El especialista confía en que actualmente también se puede emplear para construir. De hecho, podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 8 %, al sustituir la producción de cemento y sus impactos en el medio ambiente. Así como las construcciones romanas se reparan solas, también podemos reparar nuestro ecosistema, gracias a esta vieja receta.