Brasil sufre el fenómeno atmosférico de los ríos voladores
En días de febrero 2022, la ciudad brasileña de Petrópolis sufrió un temporal de intensas lluvias. La ciudad, ubicada a 68 kilómetros al norte de Río de Janeiro, sufrió las peores lluvias de los últimos 90 años. El temporal dejó al menos 117 muertos y la amenaza de nuevas precipitaciones intensas. Aunque detrás de esta tragedia se esconde un fenómeno de la naturaleza. Son los flujos aéreos masivos de agua en forma de vapor que se transportan desde el Océano Atlántico tropical. En su paso por la Amazonia, se alimentan de la humedad del ambiente. Se los conoce popularmente como ríos voladores.
¿Qué son los ríos voladores?
Los ríos de humedad atmosférica se desplazan con rapidez a través del Amazonas. Llegan en su derrotero hasta la cadena montañosa de Los Andes. Aunque en su camino suelen causar lluvias a 3000 kilómetros de distancia. Tanto en el sur de Brasil como en Paraguay, Uruguay y el norte argentino.
Estos ríos se transportan en corredores atmosféricos a una altura de 2 kilómetros aproximadamente. El problema es que pueden transportar tanta agua como el río Amazonas. De allí viene el llamarlos ríos voladores. Sin embargo, este fenómeno atmosférico es vital para las economías regionales. Son imprescindibles para la agricultura y la vida de muchas personas de América Latina. Aunque pueden también convertirse en algo devastador como lo ocurrido en Petrópolis.
En esta ciudad imperial de Brasil, las lluvias causaron deslaves. Más de 200 desplazamientos de tierra arrasaron vastas zonas de la ciudad causando muerte a su paso. Los equipos de rescate trabajan intensamente para buscar sobrevivientes entre el lodo y las piedras.
Características de los ríos voladores
Los ríos voladores se inician en el Atlántico, un océano caliente. Por lo tanto, el calor hace que evapore mucha agua, que al pasar por la humedad de la Amazonia, se carga de más agua. Los vientos alisios se encargan de transportar toda esa carga húmeda a los niveles más bajos de la atmósfera.
Como en las corrientes de un río, hay zonas tranquilas y otras de mayor intensidad. Sucede lo mismo con los ríos voladores, cuando se encuentran con las montañas de Los Andes adquieren mayor velocidad. Al chocar con la cadena montañosa, la carga húmeda gira hacia el sureste brasileño y llega hasta el Río de la Plata. Es el mismo relieve de América del Sur el que no deja escapar esta humedad, lo que obliga a los ríos voladores a descender.
Además de la formación de humedad por evaporación en el Atlántico, los ríos voladores se alimentan de los árboles del Amazonas. Un árbol frondoso, de unos 20 metros de diámetro, puede transpirar unos 1000 litros de agua en un solo día.
La Amazonia consta de 5,5 millones de kilómetros cuadrados de bosque tropical. No es difícil de imaginar la cantidad de agua que es expulsada a la atmósfera y que abastece a los ríos voladores. Son 20 mil millones de toneladas de agua que transpiran a diario por los árboles de la cuenca amazónica.
La tormenta que afectó a Petrópolis se produjo a causa de un frente de aire frío y seco que creó una barrera para el río volador. Al no poder avanzar la tormenta, se descargó sobre la ciudad causando los estragos ya descritos y causando la muerte de tantas personas.