El adiós de la vaquita marina
Especie que desaparece
Tiene una expresión que enternece. Tal vez no la veamos más. El adiós de la vaquita marina está cerca. Las condiciones actuales solo favorecen su pérdida. Los científicos estiman que solo quedan entre siete y ocho ejemplares del mamífero marino. La inacción de las autoridades mexicanas contra la pesca ilegal en su zona de refugio es fatal.
Daño colateral
Tratar de evitar la extinción de la vaquita marina es un peligro mortal para los biólogos en México. ¿Por qué? Porque son amenazados por las mafias de la pesca ilegal. No porque ellos persigan a esta especie. Sucede que es un daño colateral de la pesca de la totoaba. Es un pez cuya vejiga natatoria es codiciada por sus supuestos poderes afrodisíacos en China. Se pagan hasta 60.000 dólares por ella. Más que la cocaína.
“Es una guerra entre la pesca ilegal y nosotros”, dice desde su exilio Diego Ruiz Sabio. Fue amenazado en México. A la distancia, es codirector del Museo de la Ballena de La Paz, en Baja California Sur. Retiran las redes de enmalle que usan los pescadores furtivos, en las que se queda atrapada y muere la vaquita. Pero están perdiendo la batalla.
La caída en los números de la marsopa en las últimas décadas ha sido estrepitosa. Si en 1997 existían casi 600 vaquitas, en 2016 eran 60. Solo un año después, cayeron a la mitad. El mercado chino empezó a codiciar la totoaba. Entonces comenzó una depredación feroz controlada por el crimen organizado. También la totoaba está en peligro de extinción. En noviembre pasado los científicos contaron en un solo día 117 barcos pescando ilegalmente en la zona de refugio de la vaquita. “Hay un desinterés absoluto por la preservación de esta especie. Creen que es más fácil dejar que se extinga y pasar página”, lamenta el biólogo.
Más obstáculos
La Subprocuraduría de Recursos Naturales emitió un comunicado. “La Profepa realiza recorridos de inspección y vigilancia marítima. Buscan ejercer el estado de derecho en el mar, evitando la navegación de cualquier tipo de embarcación”. La organización ecologista estadounidense Sea Shepherd sabe que es mentira.
El 31 de diciembre de 2020, un grupo de cinco lanchas con pescadores furtivos lanzó cócteles molotov contra los activistas. Intentaban retirar una red ilegal en el área de refugio. En el ataque, una de las lanchas se estrelló contra el barco de Sea Shepherd. Dos pescadores resultaron fallecidos. En el cercano poblado pesquero de San Felipe se generó una turba. Quemaron cuatro vehículos, dos lanchas y un barco del Museo de la Ballena.
El Gobierno prohibió que alguien que no sea La Marina quite las redes. Una medida inútil y contraproducente. “Nos limitan exclusivamente a identificar las redes. Pero no nos permiten extraerlas. Hay que avisar a las autoridades y esperar que luego pasen a recogerlas” dice Ruiz Sabio.
El adiós de la vaquita marina parece un hecho consumado. En el censo de finales de 2021 se avistaron entre una y dos crías. Eso avivó una pequeña esperanza. Pero el gobierno mexicano no parece realmente interesado en rescatarla. Solo el tiempo dirá si ella gana, por sí sola, la batalla.