La tregua de navidad de 1914
Insólita historia navideña
Ahora que hemos disfrutado una navidad en tiempos difíciles, es bueno recordar que no fue la única. Otros tiempos complejos tienen sus propias anécdotas navideñas. Por ejemplo, la Primera Guerra Mundial. En pleno frente de batalla, ocurrió algo único. La tregua de navidad de 1914: soldados enemigos celebrando juntos.
Condiciones extremas
La Primera Guerra Mundial fue un conflicto de trincheras. En la frontera entre Francia, Alemania y Bélgica, los soldados franceses y británicos se enfrentaban a los alemanes. Sus condiciones eran extremadamente difíciles. Pasaban semanas e incluso meses en aquellos agujeros cavados bajo tierra. Pasaban hambre y frío y dormían junto a las ratas. Así era, cuando en 1914 llegó la navidad.
Pero el espíritu navideño fue más fuerte. Soldados de ambos lados salieron a la “tierra de nadie” sin armas. Franceses y británicos conversaron pacíficamente con los alemanes, sus enemigos declarados en la guerra. También intercambiaron regalos, hicieron entierros para sus muertos y jugaron un partido de fútbol. ¿Cómo pudo suceder?
La magia de los villancicos
El invierno era muy frío. Los soldados seguían a la expectativa durante la Nochebuena de 1914. Algo rompió el silencio. No eran las balas: desde las trincheras alemanas se oía el canto de villancicos. En algunos sitios, estaban muy cerca, a unos metros. Los franceses y británicos se contagiaron, y cantaron también.
La mañana del 25 de diciembre, algunos soldados alemanes salieron con carteles en inglés que decían “No disparen”. Poco a poco, británicos y franceses dejaron sus armas y se acercaron a sus enemigos.
Los ejércitos enemigos intercambiaron ropa, comida y tabaco. Enterraron a los soldados muertos. Incluso, jugaron un partido de fútbol. Los políticos y generales no sabían nada de esa tregua.
La tregua de navidad de 1914 no duró mucho. Al final del día, los tres ejércitos regresaron a sus trincheras. La batalla continuó. Pero, por un momento, la ilusión navideña detuvo las balas y la muerte. Una demostración de que, al final, la humanidad prevalece.