¿El Conde Drácula nació de un mito o de una enfermedad?
Probablemente es uno de los personajes más popular reconocido en todo el mundo, el conde Drácula. La ciencia hoy demuestra que, los antiguos vampiros estaban relacionados con algunas enfermedades.
El Conde Drácula del siglo XVIII no se parece en nada a su imagen actual
Con el pasar de los años, la cultura popular le otorgó rasgos que en un principio no tuvo. El personaje actual está muy lejos del fatídico vampiro del imaginario creado en Europa del Este. Al actual lo puedes ver en el personaje romántico de la película Crepúsculo o como protagonista del videojuego Castlevania.
Lo cierto que para calificar al vampiro en sus orígenes, debemos remontar a los clásicos mitos. Cuando las personas culpaban al demonio de todos los fenómenos que no tenían una explicación. Así, el vampiro era una criatura demoníaca culpable de causar enfermedades y la muerte.
Teniendo en cuenta que la penicilina recién se descubrió en el siglo XX, no es difícil de imaginar. Los virus y las bacterias no se conocían. Por lo que las enfermedades contagiosas hacían estragos en la población. En esa época, las personas eran proclives, a través de las religiones, a culpar a los demonios de todo mal sobre la tierra.
El nacimiento de los vampiros y su relación con las enfermedades
Así nacieron los vampiros y el más famoso fue el Conde Drácula. Aunque el nacimiento de tal mito tiene raíces en las enfermedades. Fueron muchas las que hicieron que el mito del vampiro se hiciera tan popular y temido en un principio.
Sin embargo hay dos enfermedades que tienen síntomas que se aproximan con los vampiros. La rabia es una de ellas y es una de las más antiguas conocidas. Es transmitida por la mordedura de un animal a un ser humano. La referencia es tangible, los vampiros muerden a sus víctimas para beber su sangre.
Además las víctimas de la rabia sufren de hidrofobia, miedo al agua. Es un síntoma provocado por la contracción del esófago, lo que no les permite comer ni beber. Al no poder literalmente tragar, la boca se llena de saliva que se ve como espuma en la boca. Otros síntomas de la rabia que popularmente se parecen al vampirismo son el miedo a la luz y la agresividad.
La segunda enfermedad es la pelagra, cuya causa es una dieta deficiente en niacina, Vitamina B3 y de Triptófano. En general es provocada por la ingesta de derivados del maíz y el consumo de alcohol. La pelagra tiene síntomas graves, dermatitis, diarrea, demencia, hasta que provoca la muerte.
Quienes enferman de pelagra tienen sensibilidad a la luz del sol, otro de los mitos más conocidos de los vampiros. Esta sensibilidad les provoca tener la piel cenicienta, parecida a la de un cadáver.
Los vampiros fueron una epidemia en el siglo XVIII
Tanto la pelagra como la rabia fueron una epidemia durante la Gran Epidemia de Vampiros. Sucedió en Europa del Este entre los años 1725 y 1755 y fue el principio de la creación del mito. En dicha época, a estos enfermos los catalogaban de vampiros. Personas “no muertas” que atacaban a otras personas vivas.
La histeria desatada provocó una cacería de vampiros. La creencia de que podían matar al vampiro mientras dormía en su ataúd clavando una estaca de madera en su corazón. Esto hizo que se profanaran numerosas tumbas por todo el este europeo.
Las enfermedades, más la agitación política y religiosa de Europa del Este, crearon un mito. Los siglos, convirtieron el mito en una verdadera leyenda, la de los vampiros que hoy vemos en el cine y los videojuegos. En ellos el Conde Drácula es el más famoso.