Cómo se defendían los dinosaurios herbívoros
Es cierto, los depredadores reinaban en el tiempo de los dinosaurios. Pero los herbívoros no eran simples presas indefensas. Tenían desde cuernos hasta colas que podían partir huesos. Podían provocar heridas mortales a sus cazadores. ¿Cómo se defendían los dinosaurios herbívoros?
Cuernos y cabezas duras
La defensa más obvia son las astas, o cuernos. Los ceratópsidos son la familia que incluye a todos los dinosaurios con cuernos. Su miembro más famoso es el Triceratops. Tenían cuernos sobre la nariz y los ojos, así como un collar óseo que protegía el cuello. Algunas especies los remataban con protuberancias o cuernos, como el temible Styracosaurus.
Otro tipo de defensa es tener un hueso craneal de varios centímetros de grosor. Se usaban en combates contra los de su misma especie para establecer jerarquías, claro. Pero en caso de necesidad podían volverse un arma disuasoria contra depredadores. Difícilmente podrían haber procurado heridas graves. Pero el comportamiento de rebaño fortalecía esta defensa.
No solo importa el arma, sino también saber usarla. Muchas especies de dinosaurios tenían la cola rematada por huesos gruesos. Y podían funcionar como un martillo de guerra. Entre los de cola de martillo tenemos a los anquilosaurios. Eran auténticos tanques vivientes gracias a su espalda con protuberancias óseas. También los estegosáuridos, que con sus placas dorsales y sus colas con pinchos tenían también una formidable armadura. El golpe podía atravesar la piel y fracturar los huesos de sus atacantes.
Látigos y garras
Los saurópodos, conocidos popularmente como “cuellolargos”, usaban también sus colas como armas. Estas funcionaban como un látigo que podían lanzar contra sus atacantes a una velocidad muy alta. Fracturaban los huesos con consecuencias fatales, o provocaban sonidos para intimidarlos. Los más grandes, como los titanosaurios, eran prácticamente intocables. Solo los depredadores más grandes como tiranosáuridos y abelisáuridos podían aspirar a cazarlos… tal vez.
Asociamos las garras a los dinosaurios carnívoros. Pero unos pocos herbívoros también las tenían. Eran los tericinosáuridos, literalmente “lagartos guadaña”. Recibieron este nombre debido a las largas garras que lucían en sus patas delanteras. En la especie que da nombre a esta familia, el Therizinosaurus, estos apéndices podían llegar a medir medio metro. Es el récord en cualquier dinosaurio jamás encontrado. Habrían tenido un efecto disuasorio notable en cualquier cazador de tamaño similar.
Último recurso
Sun Tzu dijo que “someter al enemigo sin luchar es la suprema excelencia”. Los dinosaurios han sido presentados históricamente como criaturas poco inteligentes. Pero al parecer eran capaces de elaborar estrategias complejas de caza y fuga. Una de las más habituales entre los herbívoros parece ser atraer a sus depredadores hacia el agua o zonas fangosas. Los grandes depredadores solían ser bípedos. Y a menudo, con unos brazos raquíticos en comparación a su peso. Hundirse en el agua o en el fango era una muerte segura.
Ahora que sabes cómo se defendían los dinosaurios herbívoros, tal vez no ya no creas que eran tan indefensos.