¿Por qué movemos las manos al hablar?
Seguramente, si necesitas describir algo que es muy alto, instintivamente harás el gesto de altura con la mano. «Los humanos somos criaturas muy gestuales», dice la doctora Gillian Forester. Es psicóloga evolutiva y del desarrollo de la escuela Birkbeck, de la Universidad de Londres. Ella ayuda a desentrañar un misterio. ¿Por qué movemos las manos al hablar?
Mano y boca
«Las partes del cerebro que controlan las manos y la boca están altamente superpuestas», explica. Cuando hablamos, tendemos a usar las manos. Y cuando las manos están ocupadas, la boca a veces se involucra. Por eso, a veces tenemos la lengua medio afuera al concentrarnos en un trabajo manual. Hay varias hipótesis para esto. Entre ellas, que este gesto indica que estamos ocupados y no queremos interrupciones.
Y, ¿por qué incluso cuando hablamos por teléfono movemos las manos? «Yo tengo un ejemplo aún más llamativo», contó Susan Goldin-Meadow. Pertenece al Departamento de Psicología de la Universidad de Chicago. «Hay personas ciegas desde su nacimiento que hacen gestos cuando hablan. Nunca han visto a nadie mover las manos y sin embargo cuando hablan gesticulan. Esto es porque hacer eso ayuda a organizar tus propios pensamientos».
¿Por qué movemos las manos al hablar? No solo para hacerte entender. Sino también para entenderte tú mismo. Y puede revelar algo fascinante: lo que estamos a punto de aprender. Hay diferentes tipos de gestos con las manos, explicó Goldin-Meadow.
Los icónicos son ilustrativos. Como cuando estás hablando de algo grande y extiendes tus brazos. Los rítmicos, para enfatizar algo que estamos diciendo. O los emblemáticos, que son los que pueden reemplazar palabras. Como el movimiento que haces con la mano para saludar o despedirte.
Gestos espontáneos
«Estamos más interesados en los espontáneos. Nos dicen más sobre lo que alguien está pensando», señaló la psicóloga. Dice que los icónicos muestran lo que está en tu mente… pero no siempre concuerdan con lo que estás diciendo.
«Al hablar de un objeto alto, harías el gesto para mostrar que es alto, pero a veces vemos otros gestos». Esos desajustes los vieron en experimentos con niños en edad de aprendizaje. Los que hacían el gesto ‘errado’ estaban «más abiertos a la instrucción sobre una tarea que los que producían sólo coincidencias en sus gestos y su discurso».
Probando gestos
Hicieron un experimento. Les mostraron a los niños dos recipientes idénticos con la misma cantidad de agua. Al preguntarles si tenían la misma cantidad de agua, respondieron que sí.
Luego, vertieron el agua de uno de los recipientes altos y delgados en otro más bajo y ancho. Les preguntaron si las cantidades eran iguales o distintas.
«Los menores de 7 años responden: ‘Es diferente porque este es más alto que este’, y hacen el gesto de alto y luego, bajo. «Pero otros niños dicen: ‘Es diferente porque este es más alto que este’, pero hacen el gesto de alto y de ancho. Y son estos los más propensos a beneficiarse de los conocimientos que les impartimos».
«Creemos que es porque saben un poco más. Saben sobre anchura, la han reconocido… pero no pueden hablar de ella todavía.
«Son gestos capaces de atrapar información que aún no es accesible para el habla», señaló Goldin-Meadow.
«Es realmente un conocimiento que tienen encapsulado en las manos».