A los gatos les gustan las caricias pero no siempre
Si escuchamos el ronroneo de un gato sabemos que está disfrutando de un momento placentero. Puede ser una caricia en una de sus zonas preferidas porque le produce mucho placer. Según investigaciones realizadas, a los gatos les gustan las caricias pero no siempre. Sin embargo, fue la herramienta que ayudó a su domesticación. En estos análisis científicos se comparó el genoma de un gato salvaje con el de uno doméstico.
Desde hace 9.000 años, el ADN del gato se modificó progresivamente. La principal diferencia está en el crecimiento de las células del cerebro que se asocian con las caricias y los premios. Con base en este dato se supone que el ser humano domesticó al gato otorgándole estos beneficios.
El gato no disfruta todo el tiempo de las caricias
En oposición con los perros, los gatos no se caracterizan por ser seres sociales. Les gusta recibir caricias pero no todo el tiempo. Lo ideal es acostumbrarlo a que las reciba durante sus primeras semanas de vida. A pesar de ello, se estima que los gatos domésticos de todo el mundo superan los 600 millones.
Para tener éxito en esta relación, es importante respetar los gustos del animal, sabiendo de antemano que es poco sociable y en extremo individualista. Conocer la anatomía del gato también es importante distinguiendo las partes que sabemos prefiere que le acaricien. Según su carácter, pueden tolerar nuestros arrebatos de cariño, lo que no significa que sea feliz. Otros en cambio, pueden reaccionar con agresividad.
Existen señales que demuestran que el gato disfruta del contacto
A la mayoría de los gatos les gusta que les acaricien las zonas que rodean las glándulas faciales. Los puntos ideales son detrás de las orejas, la barbilla o las mejillas. El ronroneo y una expresión relajada demuestran que se encuentra a gusto. Por el contrario, no le agrada tanto que le acaricien el lomo, la barriga o la base de su cola.
Algunas señales a tener en cuenta para saber si un gato se encuentra a gusto:
- El animal inicia el contacto
- Mantiene su cola erguida
- Ronronea
- Masajea con sus patas delanteras
- Empuja al humano para que continúe con las caricias
También hay señales que demuestran que a los gatos les gustan las caricias pero no siempre. Por ejemplo se muestra pasivo y no ronronea durante el contacto. Tiene el pelo erizado y se higieniza con insistencia. También puede parpadear muchas veces con rapidez. Es fundamental distinguir estas señales para saber que nuestro amigo no está cómodo.